La historia del pez mágico en el Titicaca
de Gladys Flores Heredia el plan lector escolar para leer y resolver para toda
primaria es un cuento de reflexión y si deseas saber más del cuento aquí les
dejo un poco de la historia y si les gusta pueden descargarlo gratis.
Vivía un anciano con su esposa cerca del lago Titicaca.
Hacía muchos años que habitaban en una casita de adobe sin ninguna compañía más
que la de su inquieto perro Caracha, todos los días, el anciano, acompañado de
Caracha iba a pescar a la orilla del lago mientras su esposa se quedaba a tejer
en la casa. Una tarde de aquellas en que el sol brillaba como si fuera un
diamante amarillo, el viejo lanzó su red al río. Como ésta pesaba, el anciano
la sacó y encontró un zapato viejo.
¡Ve tranquilo, pececito! Regresa al lago de nuevo y navega
en sus dulces aguas con total libertad. Cuando regresó a su casa, el anciano
contó a su esposa este extraño suceso. -Hoy he atrapado un pececito dorado. No
es un pez común y normal, es un pez mágico que habla. Este pececito me rogó que
lo dejara libre. Ofreció darme lo que yo quisiera si lo liberaba. Pero no me
atreví a pedirle nada y lo solté en las aguas del lago. La anciana, que en un
inicio escuchaba asombrada lo que le contaba su esposo, empezó a regañarlo
dando horribles gritos: - ¡Que tonto eres! ¡Le hubieras pedido una pollera para
mí, la que tengo está muy vieja!
"Al día siguiente, el anciano, junto a su perro,
regresó al lago y llamó al pez mágico. Ni bien escuchó al anciano, el pececito
fue a su encuentro y cuando llegó a la orilla le preguntó: - ¿Qué quieres,
viejito? Y el anciano respondió: Bondadoso" pececito, mi esposa me ha
pedido una pollera nueva porque la que tiene está muy vieja. Inmediatamente, el
pececito contestó: -No te preocupes, viejito, ve a tu casa tranquilo, que una
nueva pollera se le dará.
Muy alegre, el anciano regresó a su casa. Observó con
asombro que su esposa lo esperaba afuera y lucía una colorida pollera nueva.
Sin embargo, la anciana le reclamó a su esposo gritando más fuerte: - ¡Qué
tonto eres! ¿Por qué no le pediste algo más que una simple pollera? Regresa
donde está el pececito y llévate a ese perro tonto como tú. ¡Pídele una balsa
de totora" para que puedas entrar al lago y atrapar más peces! Apenado, el
anciano regresó al lago y llamó al pececito. Cuando éste lo escuchó, se acercó
y le preguntó:
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