Todas
las palabras están compuestas por sílabas, desde las más largas hasta las que
poseen una sola, y cada sílaba tiene también un núcleo, que en el español es
siempre la vocal, dado que su sonido recibe un mayor énfasis en la
pronunciación. Por ejemplo, en las sílabas “man-”, “-cha-” y “da”, la
vocal a sería el núcleo de cada una. Atendiendo al número de sílabas de una
palabra podemos clasificarlas en monosílabas (1), bisílabas (2), trisílabas
(3), tetrasílabas (4) y polisílabas (5 o más).
Asimismo, las sílabas pueden clasificarse de distintas maneras, algunas de las cuales detallaremos más adelante. Dicha distinción puede parecer escolar, pero en algunas lenguas es fundamental dada su naturaleza silábica, como el japonés: cada signo de su escritura no representa un sonido simple, como en el español, sino el sonido de una sílaba completa.
nos permite interrumpirla cuando
se nos agota el espacio de escritura en un renglón, continuándola debajo sin
afectar la comprensión de la palabra.
Por
ejemplo, en la palabra “cayó” la sílaba tónica es la última, y está
marcada además con un acento ortográfico. Pero en la palabra “cayo” la sílaba
tónica es la primera y no lleva acento ortográfico. Se trata de dos palabras
distintas con significados distintos, y dicha diferencia está marcada
fonéticamente por la ubicación de la sílaba tónica. Ocurre lo mismo con “mamá”
y “mama”, o con “súplica”, “suplico” y “suplicó”.