La comunicación requiere de este sistema
de signos para llegar al objetivo del
entendimiento común. Diversos factores entran en juego cuando se realiza
la comunicación por medio del lenguaje, se ponen en marcha funciones como
la inteligencia y la memoria lingüística.
El lenguaje constituye una de las características principales
que separa al género humano de los animales.
Es una capacidad innata que todos los individuos tienen, que comienza a
desarrollarse a partir de la gestación y se establece definitivamente en la
relación que mantiene el individuo con el mundo social en el que se desarrolla.
Dominar esta capacidad de comunicación le permite a cada individuo
expresar el mensaje que desea transmitir de un modo particular.
Es importante mencionar que el resto de los animales también tiene sus
propios métodos para comunicarse, pero, en este caso, hablaremos del “lenguaje”
como característica humana.
Es importante diferenciar dos términos que suelen confundirse o
utilizarse como sinónimos del concepto de lenguaje: lengua y habla.
Mientras el lenguaje es la capacidad innata que tiene el ser humano de
comunicarse y relacionarse, el término “lengua” hace referencia a un
sistema específico de signos del que se vale un grupo de personas para
comunicarse. Por ejemplo: el idioma español.
La lengua cambia y se adapta según la época, el contexto y
los acontecimientos, pero siempre debe remitir a un sistema de códigos
estables que garanticen que las personas puedan comprender el mensaje.
El lenguaje es una facultad inherente al ser humano, en cambio la
lengua debe ser enseñada y aprendida para hacer uso de ella,
luego debe ser retenida en la memoria de los hablantes y debe ser
conocida por todos los individuos con los que se quiere establecer la
comunicación.
Por otro lado, el “habla” es la acción de poner en uso aquel
sistema de signos por parte de un grupo de individuos. Este término alude
al acto individual y voluntario en el que se eligen los signos concretos que se
necesitarán para entablar una comunicación.