Todos los seres vivos se
comunican, pero no lo hacen a través
del mismo método, ni con el mismo nivel de complejidad. La comunicación
lingüística, por ejemplo, es exclusiva de los seres humanos.
La comunicación entre los seres vivos representa
un aspecto muy importante de la vida, ya que ello les permite un
determinado margen de organización social o de interacciones.
Por ejemplo, se comunican la hembra y el
macho durante el cortejo, los insectos de una misma colmena para
atacar al enemigo común, y las crías que piden comida a la madre.
En manos humanas, la comunicación ha
alcanzado niveles inéditos, mediante sistemas y códigos artificiales, que
le permiten superar distancias y épocas, o desarrollar modelos de entendimiento
y organización sumamente complejos.
Por ejemplo, el canal debe estar despejado,
el código debe ser de mutuo conocimiento entre los interlocutores y
el emisor y el receptor deben turnarse en dichos roles, pudiendo luego
intercambiarlos para que la comunicación sea bidireccional.
Como todo proceso, la comunicación involucra
una inversión de energía, tiempo y esfuerzo, y por lo general ocurre en
un tiempo y una locación específicos.
Ciencias de la comunicación:
Las disciplinas académicas que centran su
interés en las diversas formas de la comunicación se suelen denominar
Ciencias de la comunicación.
Están al servicio de doctrinas científicas
de mayor envergadura como son la antropología, la comunicación
social, la psicología, la sociología o las ciencias políticas.
En el vasto y complejo mundo de las comunicaciones
humanas contemporáneas, esto significa el estudio de áreas tan
aparentemente inconexas como la lingüística, el cine,
la literatura, la publicidad o el análisis del discurso.