Ya estaba de pie cuando las luces del alumbrado público se apagaron; miró a lo lejos, amanecía; se puso alerta, ya lo sabía; miró el reloj del parque y al momento sintió el ya conocido ruido del ajetreo policial.
Y ahí estaba la autoridad, enfrentándolo, se ve temible con todo lo que lleva encima.
Él ya sabe lo que le espera, a sus ocho años recién cumplidos, ya sabe lo que son las "corretead eras" como él les dice.
Cuántas veces lo han perseguido como a un delincuente.
Cuántas veces le han quitado su mercadería y ha tenido que volver a empezar.
Ya estoy acostumbrado, dice.
Para eso tengo mi guardado, por si acaso y sonríe.
Pero no me asusta, le dice siempre a su madre, aunque en esos momentos la barbilla le tiembla y siente que se le encoge la espalda.
E n t o n c e s c o r r e c o m o u n desesperado, sin sentir el peso del paquete que lleva apretado entre sus brazos.
Pero tropieza y cae sobre la basura que se acumula en el mercado.
Los desperdicios lo lastiman. Se arrastra escondiendo el atado que hizo la madre.
Los uniformados ya lo han visto, lo rodean, son tantos. Sus voces le parecen feroces, él las escucha junto con el ruido que hace su corazón.
Ya no sabe qué pasó, después de los golpes y los gritos, hasta las monedas que tenía en el bolsillo no están. Pero él no se rinde así nomás, ¡no te preocupes mamá!, grita.
Y va detrás del camión que se lleva el paquete: ¡por favor, jefecito!, pide con los brazos en alto. esta historia continuara si tu lo deseas no dejes de leerlo y compartirlo gracias .
OPCION A👇