PLAN LECTOR "LEER Y RESOLVER" LA HISTORIA DE MIGA

 

Hola mis amigos docentes en esta oportunidad les traigo este plan lector para leer y resolver llamada Miga del cual les dejo aqui la historia y si desean el material descarguelo en pdf gratis.

Este cuento parece cuento, pero realmente ocurrió. ¿Dónde? En una ciudad pequeña que tenía su escuela con una sola aula.

Como eran pocos los chicos, la maestra daba la clase a todos juntos. Además, les enseñaba música, jugaba con ellos y les servía una taza de leche calentita con pan.

Es que allí las mañanas eran muy frías. El pan crujía entre los dedos, estaba recién horneado, y algunas migas quedaban dentro de los cuadernos.

Aquel día, la clase tuvo que interrumpirse para recibir a una alumna nueva. La maestra le hizo un lugar, y les pidió a los chicos que fuesen amables con ella mientras salía a buscar el desayuno.

Todos la rodearon de inmediato y le hicieron muchas preguntas, todas al mismo tiempo.

La niña se quedó seria y callada. Luego, sonó el timbre del recreo y los chicos salieron corriendo al patio. Mientras tanto, la maestra llegaba con su canasta para poner un pancito sobre cada carpeta.

Cuando estuvo junto a la niña, acarició su cabeza. ¿No sales a jugar? –le preguntó. Pero ella continuaba muda cuando el recreo terminó y los niños volvieron al aula y se sentaron en sus lugares y todo estuvo en orden, una niña gordita gritó:

¡Mi pan tiene un agujero! ¡El mío también! –gritó otra.

Y todos protestaron al descubrir que también los suyos lo tenían, levantándolos en la mano para que la maestra viera bien que cada pan tenía un agujero. ¡Pero un BUEN agujero!, sin miga alguna.

Veintiséis ojos miraron a la niña nueva, que a su vez miró el piso apretando entre las manos su pequeña mochila.

–¡Ella! ¡Fue ella! –exclamaron a coro–. ¡Ella se quedó en el aula! –Silencio –dijo la maestra–, a comer el pan y a empezar la clase que ya se hizo bastante tarde.

Veintiséis ojos se fruncieron enojados, mientras las bocas susurraban...

“¡Nos robó, nos robó la miga de nuestro pan!”. En fin, una mañana muy desagradable en la que nadie volvió a dirigirle la palabra a la niña; y es más, a la salida la dejaron sola.

El enojo continuó al día siguiente, cuando se reunieron en el patio para izar la bandera.

–¡Miga! –decían señalándola

–¡Miga, Miga! –repetían todos.

Pero al entrar en el aula y sentarse en sus respectivos lugares, ¡segunda sorpresa! En cada carpeta había un precioso animalito moldeado; aquí un pájaro, allá un ratoncito, en otro una oveja, todos realizados en miga de pan, amasada entre los dedos de la niña nueva que, trabajando así durante toda la noche, había creado un regalo para cada compañero. Veintiséis ojos la miraron.
Y la niña gordita exclamó:

–¡Miga es amiga!

Y todos se echaron a reír. Por supuesto que la maestra no dijo nada cuando todos los chicos saltaron de sus lugares rodeando a la niña para cantar: “¡Miga es a.… miga, Miga es a.… miga!”. ¿La verdad? La maestra también cantaba.

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