La suma es una operación aritmética básica que aprendemos en edades muy tempranas. Los más pequeños utilizan distintas estrategias para resolverla, como contar todos los elementos, utilizar los dedos o colocar el mayor de los números en la cabeza y añadirle el menor. La utilizamos muchas veces sin darnos cuenta.
Por eso si tenemos que ayudar a un niño a aprender a sumar,
lo más importante es que le ayudemos a ser consciente de lo que está haciendo.
Podemos utilizar contadores (fichas, tapones, garbanzos…) para modelizar las
cantidades, representarlas por separado y que las cuente, que las vuelva a
contar todas juntas, que repita el proceso con otras cantidades… para luego
intentar hacerlo sin la representación de las cantidades.
No es un proceso rápido el
descrito en el párrafo anterior, hay que ir poco a poco. El proceso culmina
cuando el niño ve que las cifras representan esas cantidades y que el signo de
sumar equivale a la acción de juntarlos y contarlos todos.
Las primeras sumas, las de
cantidades pequeñas, se pueden realizar perfectamente en horizontal, como se
leen. Luego resulta más eficiente colocarlas en vertical, como explicamos en el
siguiente punto.
Analizando la operación
Por
ejemplo: si tengo tres manzanas y tomo otras dos, tendré cinco manzanas(3+2=5). Lo mencionado respecto a las cantidades
homogéneas hace referencia a que, si a cinco manzanas le sumo cuatro peras,
obtendré como resultado nueve, pero no nueve manzanas o nueve peras. La
operación lógica es la misma (5+4=9), pero las
cantidades no son homogéneas, a menos que se agrupen las manzanas y las peras
en el conjunto de las frutas.
Opcion a -- // -- Opcion b -- // -- Opcion c