La suma es una operación aritmética básica que aprendemos en edades muy tempranas. Los más pequeños utilizan distintas estrategias para resolverla, como contar todos los elementos, utilizar los dedos o colocar el mayor de los números en la cabeza y añadirle el menor. La utilizamos muchas veces sin darnos cuenta. Por eso si tenemos que ayudar a un niño a aprender a sumar, lo más importante es que le ayudemos a ser consciente de lo que está haciendo. Podemos utilizar contadores (fichas, tapones, garbanzos…) para modelizar las cantidades, representarlas por separado y que las cuente, que las vuelva a contar todas juntas, que repita el proceso con otras cantidades… para luego intentar hacerlo sin la representación de las cantidades.
No es un proceso rápido el descrito en el párrafo anterior, hay que ir poco a poco. El proceso culmina cuando el niño ve que las cifras representan esas cantidades y que el signo de sumar equivale a la acción de juntarlos y contarlos todos.
Las primeras sumas, las de cantidades pequeñas, se pueden realizar perfectamente en horizontal, como se leen. Luego resulta más eficiente colocarlas en vertical, como explicamos en el siguiente punto.
Colocar los sumandos uno debajo del otro, de manera que coincidan las unidades en la misma columna.
Sumar cada columna por separado empezando por las unidades.
El resultado de la suma se escribe debajo de cada columna y de la línea de resultado.
Vamos a ver un ejemplo. Sumemos 32 + 64
Ponemos el 32 y debajo el 64, haciendo que coincidan las unidades, es decir, el 2 y el 4.
Sumamos 2 + 4 = 6 y lo ponemos debajo de la columna de las unidades.
Sumamos 3 + 6 = 9 y lo ponemos debajo de la columna de las decenas.