
Leer y escribir son habilidades fundamentales en el desarrollo infantil, no solo porque permiten acceder al conocimiento académico, sino porque son herramientas esenciales para la comunicación, la imaginación y la comprensión del mundo. Desde una edad temprana, los niños comienzan a familiarizarse con el lenguaje escrito a través de libros, imágenes, sonidos y símbolos, lo que sienta las bases para un aprendizaje más profundo a lo largo de su vida escolar.
Cuaderno Aprendamos a LEER Y ESCRIBIR

La lectura en la infancia favorece el desarrollo del lenguaje, la ampliación del vocabulario y la mejora en la comprensión auditiva y lectora. A través de los cuentos y libros ilustrados, los niños no solo aprenden palabras nuevas, sino que también descubren emociones, valores, culturas y formas diferentes de ver el mundo. La lectura estimula la imaginación, la creatividad y la empatía, ya que al identificarse con los personajes, los niños desarrollan una mejor comprensión de sus propias emociones y de las de los demás.
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Por otro lado, la escritura permite a los niños expresar sus ideas, pensamientos y sentimientos. Al comenzar a escribir, primero a través del dibujo, luego con letras y palabras, los niños construyen su propia voz. La escritura también desarrolla habilidades cognitivas importantes como la planificación, la organización y la atención. Cuando los niños escriben, no solo practican el trazo y la ortografía, sino que también ejercitan la capacidad de pensar de forma estructurada.
Cuaderno Aprendamos a LEER Y ESCRIBIR
El proceso de aprender a leer y escribir es gradual y requiere acompañamiento constante. Las familias y los docentes desempeñan un rol crucial en este proceso, brindando estímulos adecuados, acceso a materiales de lectura variados, y creando un entorno donde el lenguaje sea valorado. Leer en voz alta, escribir cuentos juntos o simplemente conversar sobre lo leído son prácticas que fortalecen estos aprendizajes.

Además, leer y escribir no deben verse como actividades exclusivamente escolares, sino como prácticas sociales que forman parte de la vida cotidiana. Un niño que ve a sus padres leer, escribir notas o usar la lectura para informarse o entretenerse, asimila naturalmente que el lenguaje escrito es una herramienta útil y placentera.
En conclusión, fomentar la lectura y la escritura desde los primeros años no solo potencia el rendimiento académico, sino que contribuye al desarrollo integral del niño. Leer y escribir abren puertas a nuevas experiencias, fortalecen la autoestima, y permiten a los niños descubrir y construir su lugar en el mundo.